Nota: Adriana Esthela Flores / México

Cartas desde México

Por más que se quiera alejar de la figura del líder socialista venezolano, Hugo Chávez Frías,  el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tiene cada vez más coincidencias en  las  acciones y el discurso con el fallecido comandante.

¿Por qué resalto este paralelismo? Porque la semana pasada, poco antes de cumplir los primeros cien días de gobierno, López Obrador perfiló un nuevo enemigo de su gestión, especialmente en el tema financiero y económico que será (tal como en Venezuela) uno de los principales flancos de batalla.

Luego de que Fitch Ratings bajó la calificación crediticia de Pemex, el presidente mexicano tronó contra la calificadora: “Es muy hipócrita lo que hacen estos organismos, que permitieron el saqueo, que avalaron la mal llamada reforma energética, que sabían que no llegó la inversión extranjera y que eso fue lo que produjo la caída en la producción petrolera y nunca dijeron nada, guardaron un silencio cómplice y ahora que estamos recuperando a Pemex, salen con sus recomendaciones o tratando de calificar sobre el desempeño de Pemex”, dijo.

 Un cuestionamiento similar hizo Chávez el 13 de septiembre de 2009 durante su programa “Aló, Presidente”, tras un reporte negativo de calificadoras internacionales, a las que llamó “instrumentos del imperialismo y del capitalismo mundial’.
“Cuando sale un gobierno como el nuestro, que no se subordina a sus mandatos, a sus políticas, dicen que este país es de alto riesgo. Venezuela es de alto riesgo, mentira, y eso lo saben las empresas del mundo, Venezuela es uno de los países con menores riesgos hoy en este continente en todo punto de vista”, destacó.

La postura sobre estos organismos internacionales (señalados por el Congreso de Estados Unidos de ser copartícipes de la crisis hipotecaria de 2008 y 2009 en ese país), se suma a las descalificaciones que López Obrador ha hecho, por ejemplo, de las crecientes voces de oposición en el país, a las que ha nombrado como “ternuritas” o “conservadores”. Chávez, en su momento, bautizó –en un apelativo que se mantiene hasta nuestros días- como “escuálidos” (débiles) y “majunches” (mediocres)  a les integrantes de la oposición.

Pero, sin duda, la frase del discurso lopezobradorista que más se parece a las de Chávez es la que el mexicano pronunció la noche del 1 de julio de 2008, tras su triunfo electoral. “Ya no me pertenezco, soy del pueblo”, pronunció ante un Zócalo que, durante todo el sexenio de Peña Nieto, no vio a un mandatario estar en medio de un mitin popular. “Yo no soy Chávezyo soy un pueblo, yo no me pertenezco, yo le pertenezco al pueblo”, dijo el líder venezolano durante un encuentro con seguidores en 2009.

Es inevitable hacer este comparativo, todo el tiempo, porque el factor Chávez es el que ha utilizado la oposición a AMLO, desde 2006, para tratar de demonizarlo. En aquellas elecciones presidenciales, de hace 13 años, usted podía escuchar en la calle argumentos tan inverosímiles respecto al gobierno chavista como de que “si tienes dos casas, el gobierno te quita una para dársela a los pobres” o que el ejército te arrebataba la patria potestad de tus hijos para que se unieran a las milicias. Por cierto, este argumento lo escuché de nueva cuenta en mi más reciente cobertura en Caracas (a finales de enero) y por más que pregunté a denunciantes, no pude obtener contacto directo con alguna madre o padre de familia que tuviera hijos menores de edad registrados de manera obligatoria en las filas militares.

El factor Chávez también fue utilizado en las elecciones de 2018 contra López Obrador pero, según estrategas venezolanos contratados para hacer campaña sucia contra el líder de MORENA, el plan no funcionó debido al hartazgo de la población contra el modelo implementado por el PRI y el PAN en el país.

Venezuela es el parámetro directo para medir los pasos del sexenio de López Obrador, llamado por medios y voceros, sobretodo de derecha, como el “Chávez mexicano”. Medios y voceros que, por cierto, desde la campaña presidencial, pregonan el “desastre apocalíptico” al que podría conducir el gobierno morenista, sin mencionar siquiera en una línea, el bloqueo encabezado por Estados Unidos contra el país suramericano (que le ha generado pérdidas de 350 mil millones de dólares en producción de bienes y servicios entre 2013 y 2017, según análisis del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) ni el decreto aislacionista promulgado el 5 de marzo de 2015 por el expresidente estadunidense, Barack Obama, que considera a Venezuela como “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional” de ese país.

Nos vemos el próximo domingo, con café y mucha, mucha poesía

PD. Desde acá, toda la solidaridad con la población venezolana que enfrenta el peor apagón de su historia reciente, atribuido a una agresión externa y que lastima, aun más, a la población civil ya muy castigada por la guerra no convencional contra el país.

 

Cortesia de Elgrilloinfoweb

Los articulos del diario La Humanidad son expresamente responsabilidad del o los periodistas que los escriben.

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